Al iniciar este relato, no puedo dejar de recordar las conversaciones que el profesor doctor René Artigas Nambrard tenía con nosotros, sus alumnos. Él nos relataba que en la década del 40 a los pacientes quemados ni siquiera se les pasaba visita en los hospitales, porque sencillamente no eran tratados. Cuando se inició, por alguna razón, su jefe de servicio le pidió se hiciera cargo de los pacientes con quemaduras, desafío que acepto gustosamente; en un principio, para poder curarlos llevaba los vendajes a su casa, los lavaba y los planchaba. Era la única forma de tener insumos para curaciones. Las escarectomías y toma de injertos dermo epidérmicos se realizaban con hoja de afeitar, sujetos a un clamp de intestino; posteriormente, llegaron al país los primeros dermátomos constituyendo un gran avance.
Ahora bien, cabe preguntarse: ¿por qué en esta evolución de la patología, las quemaduras quedan unidas o ligadas a la cirugía plástica?, probablemente por una homologación con la piel “patología de superficie”. Con el tiempo, se fue descubriendo que esta patología no solo era un problema de piel, sino que de grandes alteraciones hidroelectrolíticas y metabólicas, por lo que de esta manera los conceptos de tratamiento fueron cambiando, en donde para tener un correcto tratamiento fue imprescindible aunar grandes esfuerzos para restablecer el medio interno combinándolo con la cirugía, en los tiempos y técnicas más adecuadas.
Si bien es cierto que la “patología quemaduras” ha sido parte de la cirugía plástica, ha ido perdiendo preeminencia en relación al interés que despierta la cirugía reconstructiva y más concretamente la cirugía estética. Estamos viviendo una etapa en que nuestros residentes médicos – en cirugía plástica de adultos – se forman, avalados y financiados por diferentes instituciones, principalmente públicas, en el afán de que se dediquen al tratamiento de las quemaduras. Una vez que han cumplido sus compromisos contractuales, la mayoría de estos médicos abandona el tema para dedicarse de preferencia a la cirugía estética.
Es justo indicar que los cirujanos infantiles dedicados al tema quemaduras han demostrado un gran sentido de vocación hacia el niño quemado y no renuncian a seguir tratándolos. Esta actitud es digna de todo encomio y demostración de amor por los infantes. Sin embargo, pienso que ha llegado el momento de que nuestros cirujanos de adultos, interesados en obtener esta sub especialidad, se formen con este objetivo; ya existe en otros países la especialidad propiamente tal llamada Caumatología.
No puedo dejar de mencionar que siempre existirán problemas, pero los problemas están para solucionarlos y no dejarse dominar por ellos. Uno de los principales es de tipo económico, no nos olvidemos que los quemados son los “parientes pobres” de la medicina y esta particular condición incide negativamente en relación a otras especialidades. De ahí en parte el desinterés por dedicarse a esta especialidad, y como si fuera poco es quizás una de las especialidades en que los colaboradores desarrollan con mayor frecuencia la patología denominada “Burn Out”.
Dr. Mario A. Hitschfeld González
Cirujano Plástico
Fundador de Sochiquem